Fiesta de empresa llega con el propósito de convertirse en la comedia
gamberra de estas navidades, un repertorio de locuras a cuál más extrema que
puede parecer una unión entre Como acabar con tu jefe (por aquello del tema laboral como telón de fondo y por contar
ambas con Jason Bateman y Jennifer Aniston en sus filas) y la trilogía de Resacón en las Vegas.
Y
digo propósito porque, aun a expensas de saber qué otros estrenos nos esperan
de aquí a final de año, lo cierto es que ni resulta tan gamberra ni mucho menos
es lo loca que se cree.
Todo
arranca con la amenaza de recortes (o incluso cierre) de la sucursal de una
empresa de productor informáticos dirigida por Clay (el hijo del fallecido
fundador de la misma) amenazado por la directora ejecutiva, que para colmo es
su propia hermana, cargada de ira y traumas infantiles por haber sido Clay el
favorito de papá. Para tratar de salvar la empresa, Clay, con la ayuda un tanto
forzada de Josh y Tracey, dos de sus mejores empleados, a la par que amigos,
decide organizar una fiesta navideña antológica con la intención de convencer a
un potencial cliente para que trabaje con ellos. Naturalmente, las cosas se irán
de madre y el descontrol será casi legendario.
Ya
el tráiler nos anticipaba cómo iba a terminar la cosa, un caos destructivo que,
insisto, recuerda mucho al arranque de Resacón
en Las Vegas, por lo que la única gracia de la historia es saber cómo se ha
llegado a ello (ya que la conclusión final de la trama empresarial es fácil de
adivinar). Con Jason Bateman (en su clásico papel de contrapunto del personaje
cómico, un tipo formal e incapaz de tomar riesgos y saber divertirse) y Olivia
Muun como principales motores de la acción, la película se completa con una
serie de caras conocidas que son referentes importantes del mundo de la
comedia. Pero, por esta vez, eso parece jugar más en contra de la película que
en favor, ya que como sucediera con la española Villaviciosa de al lado, da la sensación de que todos son
conscientes de que la fuerza del film está en sus actores y se menosprecia
totalmente el apartado de guion.
No
es que la historia sea mala, que tampoco es eso, pero estamos ya tan acostumbrados
a ver fiestas que se van de las manos, desmadres y todo tipo de excesos en las
comedias americanas (y últimamente incluso españolas) que es difícil
sorprender, y los chistes no son tan ingeniosos ni divertidos como para
sostener una película que, al final, solo se agarra a alguno de sus actores
para mantener el interés. La película no es en ningún momento aburrida,
llegando por momentos a ser incluso algo emocionante, pero reír lo que se dice reír…
bien poquito, la verdad. Sí invita a la sonrisa constante y se puede llegar a
encontrar a algún personaje más o menos entrañable, pero de ahí al cachondeo
que se anunciaba dista un mundo.
Y
de nuevo, como en Como acabar con tu jefe,
es el personaje de Jennifer Aniston (o precisamente por el hecho de ser de Jennifer
Aniston) quien, pese a su condición de secundario, mejores momentos se lleva.
Sin
la acidez corrosiva que necesita una comedia gamberra, pero tampoco conteniendo
ninguna moraleja a la que agarrarse como buena comedia blanca, la cosa está en
tierra de nadie, quedándose a medio camino sin que se sepa muy bien qué pretendían
contarnos sus directores. Es como si se limitaran a empalmar gags uno tras
otros, intentando hacer gracia por el simple hecho de apabullar con sus
despropósitos y olvidando que normalmente, y este es un claro ejemplo, más es
igual a menos.
Si
este es el nivel de las películas navideñas de este año… cuanto vamos a echar
de menos a John Hughes.
Valoración:
Cinco sobre diez.
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