En
ocasiones hay películas que cuesta creer que no lleguen a ser estrenadas en
nuestro país. Títulos como La hora decisiva son quizá la respuesta a la pregunta de por qué Disney se gastó lo
que se gastó en hacerse con las productoras LucasFilm y Marvel, y es que parece
que últimamente, dejando de lado sus productos de animación, no son capaces de
acertar en sus apuestas más independientes, como demuestra el descalabro (e
insisten en ello) de Piratas del Caribe,
las sagas fallecidas antes de tiempo de El llanero Solitario o John Carter y
el fracaso de la secuela de Alicia en elpaís de las maravillas.
En
el caso que nos ocupa, sorprende que siendo un film Disney y con un reparto tan
interesante hayamos tenido que esperar a su estreno en plataformas digitales
para poder disfrutarla, más cuando las películas sobre héroes anónimos reales
están tan de moda.
Ciertamente,
la película, que cuenta la historia del mayor rescate jamás realizado por la
Guardia Costera, no es gran cosa, y alguno de los grandes nombres que aparecen
en ella apenas tienen ocasión de lucirse, pero tampoco hay nada que justifique
un hipotético descalabro en taquilla y su marginación en el baúl de los
recuerdos.
Sin
duda el mayor defecto del film está en el poco ritmo que el director Craig
Gillespie, recordado básicamente por el remake de Noche de miedo (aunque se dio a conocer de manera prometedora con Lars y una chica de verdad), sabe
imponerle, no sé si por carencias presupuestarias o porque simplemente el
proyecto le venía grande. Dejándose llevar demasiado por una historia de amor
algo cansina (como si pretendiese hacer una especie de Pearl Harbor a lo heroico), las acciones en altamar no resultan tan
espectaculares como cabría suponer y no hay un crescendo emocional que culmine
en un clímax apoteósico, lo cual desmerece mucho la función. Y más cuando el
retraso ha provocado que la viese después de otro título de características
relativamente similares como Marea negra,
contra la que pierde en todas sus comparaciones.
Chris
Pine no lo hace del todo mal, aunque no termina de convencer, dando la
sensación de que él mismo no se cree muy bien el personaje, y tampoco Casey
Affleck cuenta con un guion suficientemente definido como para poder lucirse,
mientras que Ben Foster Y Eric Bana tampoco consiguen aportar nada de su
talento (como muestra, baste ver esta misma semana el estreno de Comanchería, donde Pine y Foster
coinciden de nuevo y ahí sí que lo dan todo).
Aún
con esas, la película es suficientemente interesante y entretenida como para
merecer un visionado, aunque está claro que no pretende competir en la misma
liga de otros héroes que han poblado este 2016 como el de Sully, Hasta el último hombre
o la mencionada Marea Negra.
Valoración:
Cinco sobre diez.
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