domingo, 4 de diciembre de 2016

Análisis: NUNCA ME HE SENTIDO ODIADOR, NI CINCO MINUTOS

Resulta muy curioso como es el español. Parece que esté siempre dividido para todo. Fútbol, política, idioma… Solo cuando es Iniesta el que marca un gol que nos da un Mundial parece que fingimos cierta unión. Bueno, entonces, y cuando se trata de odiar y despreciar gratuitamente.
No soy muy aficionado a las redes sociales, utilizándolas casi como un mal necesario, pero eso no ha impedido observar como circulan por todas partes, wasap incluido, videos arremetiendo, con un odio y una repulsa ciertamente notables, contra Fernando Trueba a raíz del estreno de su última película: La reina de España.
Todo viene a tenor de una frase, interpretada libremente y entendida fuera de contexto, del director español (ganador de un Oscar de Hollywood por Belle Epoque, recordémoslo) en la entrega del Premio Nacional de Cine de hace más de un año, donde dijo, entre otras muchas cosas, no haberse sentido español ni dos minutos de su vida, y que en caso de que España participara en una guerra seguramente iría con el enemigo. Ya entonces fue duramente criticado por ello, pero ahora, con la excusa de boicotear una de las películas más españolas que recuerdo, todo el mundo parece acordarse de esas palabras.
Puedo aceptar que quizá el discurso de Trueba, al que hay que entender la ironía y cierta parte de crítica oculta en él, no fuese el más adecuado para el lugar en que se encontraba, pero ni interpreto ello como un “acto de traición” a su país de nacimiento ni creo que sea merecedor de los insultos y la campaña de desprestigio al que está siendo sometido. Porque, ateniéndonos solo a ese titular (y es que estoy convencido de que la gran mayoría de los que lo están insultando no se han molestado en escuchar el discurso completo) yo me pregunto: ¿qué es sentirse español? Todo (y subrayo la palabra todo) el mundo se ha ofendido mucho con esa muestra de antiespañolismo de Trueba pero, ¿acaso la gran mayoría de los catalanes se siente española? ¿y de vascos? Incluso podríamos preguntar a muchos gallegos u oriundos de cualquier otra comunidad autónoma. ¿Se siente español el actor que lo que más desea en el mundo es irse a triunfar en Hollywood? ¿Y el jugador de básquet que sueña con abandonar España para ganarse las habichuelas en la NBA? ¿Y los científicos que huyen de nuestras Universidades en busca de mejores oportunidades? Yo mismo, que soy nacido en Barcelona y me siento tan orgulloso de ser español como catalán, tengo dudas sobre si me siento español. ¿Uno es de donde quiere ser o de dónde nace? ¿Qué es el sentimiento ese del que todo el mundo habla? Uno de mis grupos de rock catalán favorito cantó esto una vez: “No sé pas perquè et vinc jo amb tot aquest merder, si jo voldria viure a New Jersey en lloc del Vendrell (y no sé por qué te vengo con todo este follón si yo quisiera vivir en New Jersey en lugar de en El Vendrell)”.
Ahora es cuando muchos hablarán de libertad de expresión y de respetar las ideas de todos, pero, ¿no es este boicot un atentado contra la libertad de expresión de Trueba? Una cosa es la libertad de expresión y otra muy diferente es el insulto, el desprecio e incluso las amenazas, insensateces proclamadas por analfabetos que seguramente serán los mismos que se llenan la boca con palabras como “que mierda de país” o “este es un país de pandereta” cada vez que sube el pan, hay unas elecciones con un resultado diferente al que les gustaría o hay que pagar los impuestos.
Dejando la política de lado, que ni es de lo que va este blog ni es algo de lo que yo entienda lo más mínimo, y ciñéndonos solamente al cine, que es por lo que hay que juzgar al señor Trueba, lo cierto es que mucho es lo que este país tiene que agradecerle. Trueba es uno de los grandes realizadores de nuestra filmografía y hay un montón de películas que así lo demuestran, aparte de ser de los pocos que pueden presumir de haber conseguido un Oscar para este país. Incluso en su aventura americana con Two Much lo hizo para mayor lucimiento de nuestro actor más internacional, Antonio Banderas.
Y luego está el tema de las subvenciones, que por lo visto hay muchos a los que duele que parte del dinero público vaya a parar a films como La reina de España. Seguro que estaría mejor financiando a algún equipo de futbol o directamente oculto en alguna cuenta suiza que promoviendo la cultura, ¿verdad? A eso les digo, por cierto, que no es Trueba (ni ningún director español) quien recibe subvenciones públicas, sino las productoras. Y La reina de España, por cierto, de quien más ha recibido es de una productora televisiva, privada para más datos.
Luego presumimos de eso del “Spain is diferent” y nos llevamos las manos a la cabeza viendo como al otro lado del charco repudiaron a artistas tan brillantes como Mel Gibson (gran actor y magnífico director) por temas que van más allá del cinematográfico. Y con otros como Tom Cruise porque no pudieron, pero cerca estuvieron. A ver si vamos a tener que copiar lo de la Caza de Brujas de McCarthy.
Recapacitemos un poco y dejemos que cada uno, sin ofender ni herir a nadie, opine lo que quiera. Ni comparto las palabras de Trueba ni creo que La reina de España sea una gran película, pero ello no me impide juzgar su trabajo desde un punto de vista cinematográfico. Y si el señor dice no sentirse español, pero nuestro gobierno decide que merece un premio como director, pues mejor para él. ¿No han ganado Oscars de Hollywood fraceses, británicos o italianos? ¿Qué se sentían ellos?
Basta de insultos y boicots promovidos por la rabia. Critiquemos con respeto y razonamientos a quienes opinen diferentes y juzguemos la obra de un artista por su trabajo, ya sea cantante, escritor o cineasta. Ese, y no sus palabras o sus ideas, es su legado. Y ese legado es lo que enriquece el patrimonio cultural de un país, sea el país que sea.
La reina de España ha decepcionado en taquilla. Y estoy convencido que no ha sido solo por su calidad (películas mucho más malas han hecho mejores recaudaciones), sino por la insistencia de estos energúmenos (incluso algún programa de radio se ha negado a hablar del film por miedo a promocionarlo). Curiosamente una película cuyo argumento rezuma “españolismo” por doquier y que supone un homenaje a aquellos trabajadores del cine de la España franquista de postguerra. Insisto en que no pienso defender la película, pero creo que quien pensaba verla debería hacerlo más allá de los wasap que haya podido recibir o de los videos iracundos que haya visto en su Facebook. Y luego, que opine y la valore tanto si le ha gustado como si no.
Yo es lo que he hecho. Y, desde luego, es lo que pienso seguir haciendo. Que los tiempos de las dictaduras y las imposiciones ideológicas ya deberían haber quedado atrás.
Tal y como he titulado este comentario, y versionando las palabras del propio Trueba, yo nunca me he sentido odiador, pero con los que insultan, y sobre todo con los que les siguen el juego sin saber de qué va la cosa siquiera, me lo estoy empezando a plantear.
¿Qué pensará de todo esto el dios Wilder?

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