Me
gustaría haber podido terminar este 2016 por todo lo alto, pero la primera de
las películas vistas este viernes (os recuerdo que la magnífica Comanchería la tenéis comentada en los
especiales que realicé durante el pasado festival de Sitges) es un bufo de tomo
y lomo.
Firmada
por dos directores que ni siquiera se atreven a dar sus apellidos (Fabio &
Fabio) e interpretada (es un decir) y producida (eso explica muchas cosas) por
Armie Hammer, Mine pretende ser una
historia minimalista, de pocos personajes (aunque sobran más de la mitad) que
utiliza la excusa de un hombre enfrentado a su casi segura muerte para realizar
un viaje interior, existencial y fantasmal, capaz de aburrir al más pintado.
Ya
su punto de partida no sonaba muy interesante (un soldado pisa una mina en
pleno desierto y debe permanecer más de sesenta horas sin poder moverse
esperando a que llegue la ayuda), pero con apuestas semejantes o más
arriesgadas si cabe Rodrigo Cortés nos brindó la excelente Buried y Danny Boyle la angustiante 127 horas, así que la cosa no era tampoco un imposible.
Sin
embargo, apoyada en unas interpretaciones pobres y unos diálogos de vergüenza ajena,
la película no logra tensionar, emocionar ni entretener en ningún momento, no
provocando más que el sopor más espantoso y con un desenlace que se ve venir de
lejos. No hay nada estimulante en la película que invite a darle una
oportunidad, siendo lamentable como en algunas salas la están proyectando aun a
costa de haber descartado proyectar Comanchería.
No
me extiendo más en mi opinión porque afortunadamente estoy borrando rápidamente
la película de mi memoria (aunque las casi dos horas perdidas nadie me las va a
devolver), aunque desde aquí le digo al bueno de Hammer que si de verdad
pretende ser una estrella de Hollywood debería hacérselo mirar un poco. Era lo
peor de Operación U.N.C.L.E. y de El llanero Solitario mejor ni hablar.
No
es tampoco que sea espantosamente mala. Simplemente es la nada más absoluta e
irrelevante, aunque pretenda contener una mística muy espiritual y pedantemente
intencionada.
Valoración:
tres sobre diez.
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