lunes, 29 de diciembre de 2014

BIG HERO 6 (8d10)

Cuando hace ya unos años (¡madre mía, cómo pasa el tiempo!) se anunció la venta de la editorial Marvel a manos de la Disney, todos los aficionados al mundo del comic nos temíamos lo peor. No tardaron en aparecer por todas partes noticias catastrofistas sobre cómo se iban a suavizar los comics, la censura en las ya de por sí escasas escenas de sexo y violencia… en fin, que Marvel iba a “disneysarse”.
Con el paso del tiempo, no solo los frikis respiramos aliviados al ver que nada ha cambiado en el mundillo de los superhéroes, sino que las tornas han sido, si cabe, completamente cambiantes. Ha sido, finalmente, Disney quien se ha “marvelizado” tras la unión de estos dos monstruos del ocio y, francamente, el cambio le ha sentado de maravilla.
Ya en la espléndida Frozen quise ver yo la marca de lo que comento, con esa  Elsa “mutante” cuyo look recordaba a la versión más recatada de Emma Frost o la construcción del palacio de hielo que parecía inspirado en las creaciones en metal del mismísimo Magneto, pero en nueva película con la que la productora de las orejas despide el año, Big hero 6, la colisión entre los dos mundos es ya incuestionable. No es sólo una película de superhéroes (ya me froto las manos sólo de imaginarme un hipotético crossover con Los Increíbles), sino que está basada ni más ni menos en un comic Marvel, por más que este hecho no se haya publicitado apenas.
Anécdotas aparte, Big hero 6, aun encontrándose en las antípodas del cine “de princesas” que era Frozen, puede equipararse a esta en su tremenda calidad. Tras unos años de desconcierto artístico, Disney parece haberse puesto las pilas (y más le valía, sus últimas apuestas en imagen real, ya sean piratas o llaneros, eran para echarse a llorar) y ha regresado a la magia y el brillo de antaño.
Y es que sin renunciar a sus señas de identidad características (el drama familiar, el sentimiento de culpa del superviviente, hacer el bien por encima del mal, por tentador que sea lo contrario…) Big hero 6 consigue aunar con maestría la emoción de una película de superhéroes, con peleas, persecuciones y explosiones, con el humor tronchante  que flirtea son inteligencia entre la tragedia de sus protagonistas sin dejarse atrapar ni por un momento por ella.
Baymax, el gigantesco robot protagonista, es un nuevo descubrimiento, un ser entrañable de esos que –como en los buenos tiempos de Pixar- se convertirán en clásicos al momento, capaces de expresar mil sentimientos pese a un rostro carente de rasgos faciales, tierno y entrañable, y –de eso va al final el negocio, no nos engañemos- capaz de vender un montón de juguetes estas navidades y las que siguen…
Disney consigue, de nuevo, una película sin limitaciones de edad, una pequeña maravilla que no solo está entre las mejores (si no la mejor) películas de animación del año sino que podría competir sin rubor entre sus hermanas mayores de acción real.
Big hero 6 es, podríamos decirlo así, la contrapartida de Frozen para chicos, y aunque quizá no llegue al nivel de perfección de aquella se mantiene apenas un par de pasos por detrás.

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