Aunque
empiezo a estar ya un poco cansadito de las etiquetas de “la película francesa
de más éxito del año, de la década o de la historia” que acostumbran a
acompañar la mayoría de comedias provenientes del país galo, lo cierto es que
ello no implica que en muchas ocasiones pueda tratarse realmente de una buena
película, por más que nos la quieran vender como la panacea del séptimo arte.
Comparada
también hasta la extenuación con la interesante a la par que sobrevalorada Intocable, esta comedia del realizador Philippe
de Chauveron se ampara del prolífico mundo de los tópicos culturales o raciales
(a imagen y semejanza de Bienvenidos al
norte u Ocho apellidos vascos),
arrancando con un humor políticamente incorrecto pero que se va dulcificando
hasta degenerar en una comedia amable y almibarada.
Los
Verneuil son un matrimonio católico de clase acomodada con cuatro hijas
encantadoras sobre las que parece, a sus ojos, haber caído una maldición: una
se ha casado con un judío, otra con un musulmán y la tercera con un chino.
Todas sus esperanzas de tener un
matrimonio “normal” residen en la pequeña, así que cuando esta les
presenta a su prometido negro el mundo se desmorona sobre ellos.
Lo
que a priori podría antojarse como una sátira social, con una elevada dosis
crítica contra los perjuicios y tratando de dogmatizar al espectador no lo es
tanto, rehuyendo de cualquier formalismo crítico y escudándose siempre en la
comedia de situación pura y dura, que no por previsible resulta menos
divertida. Suavizando al máximo los posibles extremismos (el musulmán, por
ejemplo, no come cerdo, pero sí cualquier otra carne aunque no sea jaral, igual
que toma alcohol), resaltando que todos los “yernos inmigrantes” están bien
acomodados (un abogado, un banquero y un dentista), y que todos (y todas) son
guapos, inteligentes y saludables, las barreras raciales se antojan más fáciles
de superar que si hablásemos de sin papeles o simplemente tipos en paro. Para
compensar, el mayor acierto del film está en no centrar la discriminación en la
figura carca y anticuada de los padres, sino que el conflicto puede surgir en
cualquier momento entre los propios cuñados y se agrava cuando los padres del
nuevo miembro de la familia, una familia africana, son también reacios a que su
hijo se case con una blanca.
Con
personajes muy bien construidos, que resultan entrañables y fáciles de querer,
diálogos divertidos y algún toque de Slapstick, la película funciona
perfectamente como entretenimiento navideño, provocando fácilmente la carcajada
y rehuyendo de cualquier debate posterior que pueda derivar en conflicto.
Se
trata de pasarlo bien, sin más. Y eso lo con sigue de sobras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario