lunes, 24 de octubre de 2016

SNOWDEN: un brillante (aunque discutible) Oliver Stone.

Existen dos maneras de adentrarse en esta película, y dependiendo de la manera elegida de puede aceptar mejor o peor a Snowden, el último título del director Oliver Stone que, como es habitual en él, viene precedido por la polémica.
Por un lado, siendo una biografía de un personaje real, podemos analizarla como un retrato supuestamente fiel a lo sucedido y a la realidad del personaje protagonista. Quizá ahí sea donde más se pueda poner en duda la parcialidad del director, que ha contado con la colaboración del propio Snowden para la realización del film así como del diario The guardian, que se hizo cargo de difundir los secretos de estado revelados por el agente de la CIA. Es bien sabido que Stone se inclina mucho a la izquierda y es posible que esas inclinaciones deformen parte de la personalidad y las acciones de un hombre considerado traidor en su país y que en la película queda dibujado no sólo como un héroe sino casi como un santo, sin una sola sombra que enturbie su figura.
Sin embargo, más allá de consideraciones políticas, esto de lo que se trata es de analizar una película. Y como película hay que reconocer que Snowden es impecable. Consiguiendo explicar de manera sencilla y clara los acontecimientos que llevaron a Ed Snowden a traicionar la confianza de su gobierno (de una manera que me recuerda a la inferior El quinto poder), la película usa como excusa argumental la grabación del reportaje que Laura Poitras y los periodistas de The guardian le hicieron en la habitación de un hotel de Hong Kong (y que se complementaría perfectamente con esta película para una sesión doble) para rememorar sus primeros pasos en la CIA, su historia de amor con Lindsay Mills y los motivos que transformaron a un idealista patriota en un liberar que termino por filtrar secretos de estado, relacionados sobre todo con el espionaje ilegal a millones de ciudadanos de todo el mundo.
Sí se echa en falta, posiblemente, la presencia de algún personaje bienintencionado capaz de defender la postura gubernamental, pudiendose haber convertido la película en un debate más que en una simple acusación.
Con el miedo a la impotencia ante el espionaje masivo de los Estado unidos como nota de relleno, la película cuenta con un reparto espectacular, encabezado por un Joseph Gordon-Levitt acostumbrado a mimetizarse para parecerse al personaje que interpreta (aunque aquí está mucho más convincente que en El desafío) y una gran Melisa Leo que da vida a Poitras. Ideologías políticas aparte, no cabe la menor duda de que Stone es un gran director, y aquí lo demuestra una vez más con una historia muy bien narrada, que mantiene la intriga en todo momento, pese a los tecnicismos utilizados y al hecho de conocer de antemano el desenlace, y que logra emocionar a la vez que indignar. Una película que puede invitar a la reflexión y que es un nuevo dardo envenenado a la política exterior (e interior) de los Estados Unidos.

Valoración: Ocho sobre diez. 

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