Hell or high water, que en España parece que se va a titular Comanchería, es la nueva película de
David McKenzie, un director británico que no ha tenido demasiada suerte con sus
proyectos hasta la fecha pero que el buen reparto de Hell or high water puede hacer que esto cambie.
Ambientada
en la América más profunda y rural, la película nos muestra como una sociedad
marcada por la crisis económica trata de subsistir aunque sea a base de
puñetazos contra su propio destino. Es en este panorama donde dos hermanos a punto
de perder el rancho familiar en manos de una entidad financiera deciden atracar
bancos hasta reunir el dinero necesario para saldar la deuda.
No
es que sea esta una película que hable directamente de la crisis ni que centre
toda su atención en las manipulaciones de los bancos para acrecentar el
problema, pues en el fondo no deja de ser una versión actual y fraternal de Bonnie and Clay con dos tipos atracando
bancos y una pareja de rangers persiguiéndolos, pero sí es evidente que está ahí
como telón de fondo, creándose una divertida paradoja al decidir los chicos
atracar solo a las sucursales del propio banco que los va a embargar, de manera
que si consiguen evitar que se ejecute la hipoteca lo harán con dinero del
propio banco.
Hell or high water es una historia sencilla que funciona a la perfección
gracias a la magnífica química que hay entre sus protagonistas. Siendo esto un
drama social los diálogos son suficientemente ágiles y divertidos para invitar
a disfrutar de la historia y poder empatizar con los cuatro personajes, que
cada uno diferente a su manera, no deben clasificarse simplemente entre buenos
y malos. No hay villanos en esta historia, sólo tipos que cometen errores.
Chris
Pine y Ben Foster están magníficos como los hermanos Howard mientras que Jeff
Bridges está en su habitual nivel de grandiosidad interpretando a un ranger a
las puertas de la jubilación con una ácida ironía cuya relación con su
compañero, medio indio medio mejicano, al que da vida Gil Birmingham resulta de
lo mejor del film.
En
resumen, una película con acción, violenta por momentos, con su toque
reflexivo, sus medidas dosis de humor y un destino que desde el inicio se intuye
que será amargo y desangelado. Porque, si no hay buenos ni malos, ¿pueden haber
vencedores y vencidos?
Valoración:
Siete sobre diez.
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