¿Qué
se puede hacer cuando uno es un friki de cuidado y pretendes hacer una película
futurista homenajeando a todos tus ídolos de la infancia pero ni estás en
Hollywood ni tienes un duro? La única salida es tirar de derroche imaginativo, y
esa es la mejor arma de OMG, I´m a robot,
un disparate orquestado por Tal Goldberg y Gal Zelezniak que debutan aquí como
directores y guionistas al amparo del productor Amir Manor, que por lo visto y
oído en la presentación de la película en Sitges es el verdadero mago que ha
conseguido que exista algo como esto.
Siendo
un raro ejemplo de la cinematografía israelí, OMG, I’m a robot es una carta de amor al fantástico americano,
teniendo constantes guiños y referencias a lo largo de su absurdo argumento consiguiendo
así una brillante simbiosis entre los directores y los espectadores, siendo
casi imposible distinguir donde termina el profesional y empieza el fan.
OMG, I`m a robot no tiene ningún sentido. Es un batiburrillo de ideas
donde cabe un robot que llora con el final de Solo e casa, un intento de
suicidio al más puro estilo Terminator,
villanos a lo RoboCop y unas batallas
en plan manga que recuerdan mucho a Scott
Pilgrim contra el mundo.
Evidentemente,
Goldberg y Zelezniak no son ni Cameron ni Verhoeven, ni pretenden serlo. Son
conscientes de sus limitaciones y las aceptan sin complejos, con mucho sentido
del humor y afrontando las carencias digitales con valentía, evitando falsear
la realidad de lo que son.
El
problema está en que una vez superado el factor sorpresa, la cosa se torna algo
repetitiva. Como pasaba con Kung Fury,
la cosa podría haber sido brillante como mediometraje, pero pierde fuelle en su
formato largo, convirtiendo las carcajadas iniciales en simples sonrisas. No
obstante, es casi más de lo que se les puede exigir. Esta es una peli hecha con
el corazón, y eso la salva de muchas de sus carencias. Incluso se atreve a
tener algunas pinceladas de irónica crítica a la sociedad israelí.
Por
supuesto, una película que arranca como una comedia romántica hasta que el
prota descubre accidentalmente que es un robot, con ciborg ninjas, mafias
corporativas, ejecutivos luchando con katanas y compañeras de piso que son
asesinas letales no puede tener cabida más allá de los festivales más
desmadrados como es este, pero ante una grada entregada termina siendo un festín
para los sentidos, con sus amputaciones, disparos láseres y chicas guapas con
pistolas enormes.
Valoración:
Seis sobre diez.
Thank you! It was fun and interesting reading your review. Gal and I had a very long journey With this film :) Shalom from Israel! Tal
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