martes, 18 de octubre de 2016

Sitges 2016: TRAIN TO BUSAN

Dirigida por Sang-ho Yeon en su debut en el cine de acción real tras su paso por el anime, Train to Busan es una película de zombies coreana  que recoge casi todos los tópicos del género. Un extraño virus se propaga desde Seúl convirtiendo a los infectados en unos seres ávidos de sangre y los pasajeros de un tren con dirección a la ciudad de Busan deberán luchar por sobrevivir con la esperanza de que el ejército les rescate en su destino.
Con la variante zombie en la que estos seres corren que se las pelan, en la línea de El amanecer de los muertos o Guerra Mundial Z (o incluso 28 días después o REC, aunque los puristas dirán que estos no son realmente zombies), Train to Busan es una colección de tópicos tanto con respecto a sus personajes como a las situaciones a las que se deben enfrentar, con un arranque en el tren que recuerda el esquema típico de las pelis de catástrofes (donde la cámara nos invita a conocer a diversos pasajeros que sabemos de antemano que estarán en el grupo de los supervivientes), y un desarrollo que sigue con bastante fidelidad los canones preestablecidos.
¿Qué hay de destacable, pues, en Train to Busan para que haya despertado entusiasmo allá por donde ha sido vista? Pues principalmente su magnífica dirección. Sang-ho Yeon consigue dar un ritmo endiablado a la historia, plasmando escenas de acción espectaculares y logrando que todo lo que veamos nos parezca hacerlo por primera vez. En ocasiones no es necesario inventar nada nuevo para conseguir algo destacable, y eso es lo que sucede con Train to Busan, que luce una factura impecable y tiene un aroma de superproducción que la aleja de las cintas de serie B claustrofóbicas y oscuras del género, terminando por resultar técnicamente perfecta.
Además, que los personajes protagonistas resulten tan tópicos facilita a Sang-ho Yeon que no deba perder mucho tiempo en sus presentaciones, pudiendo empatizar con ellos con apenas dos pinceladas. Eso permite que cada pérdida impacte más y que se acepte la sensiblería que parece rozarse en algún momento determinado.
Además, como ya hicieran en su momento George Romero o Zack Snyder, Sang-ho Yeon aprovecha las situaciones límite para hacer un retrato sobre la crueldad humana, haciendo que por momentos algunos supervivientes puedan superar en su rol de villanos a los propios zombies.
Vista en su conjunto, la película consigue ser emocionante, aterradora, divertida y emotiva a partes iguales, alzándose desde ya como un clásico del género, sin importar que algunas escenas sean demasiado inverosímiles o pilladas por los pelos.
De nuevo el cine asiático triunfa en Sitges, aunque lo haga con un estilo tan inspirado en Hollywood como lo hiciera Joon-ho Bong en The Host.

Valoración: Siete sobre diez.

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